jueves, 10 de febrero de 2011

"Mi Oficio" - Cuento Surrealista -

"Salí como pude de la pantalla. Cada vez me costaba más, y eso lo deben haber notado los espectadores. Sí, estaba seguro que a pesar de hacerlo con el máximo de los cuidados, algunas protuberancias, cierta luz más fuerte, o zonas con sombra, se marcaron.
¡Ufff! y bueno, ¡qué tanto!. La última escena me agotó. Caí sin más ni más, en la butaca que estaba reservada sólo para mí. Después de todo, merecía descansar. En esta película sólo podía hacerlo en tres escenas, ya que era de acción. Me quité las botas antes que nada, ¡ahhh! ¡qué alivio! Desabroché los botones de la camisa, y resoplé ya más relajado. Algo me estaba molestando a los costados, pese a todo, a ver ¿qué tenía?. ¡Claro, las pistolas!. Bien, veamos...me saco una con cuidado, no vaya a ser que se dispare. Ahora la otra...¡ya está!. Se escuchan claritos los tiros de la película, y quedo absorto mirándola. Veo a mis compañeros luchar. ¿Qué hacen esos dos conversando entre ellos?, ¡qué papel fácil! así cualquiera...
En cambio a mí, me dieron las escenas más difíciles. Está bien que soy todavía joven y bastante corpulento, pero después de hacer las escenas que me tocan, tres veces al día, durante once semanas, ¡eran 241 veces!. y eso que me estaba olvidando la noche del estreno, ¡242 veces!. La verdad, me estaba cansando bastante.
Menos mal que en la que viene, hago de muerto. Eso me agrada...estar tendido ahí, sin respirar por cuatro minutos, con los ojos abiertos, mientras los demás siguen trabajando. Por suerte a los cuatro minutos, llega un amigo moqueando de tristeza y me baja los párpados. Ahora, ya volví a la pantalla, hice mi parte, y regresé rápidamente a mi butaca. Sigo así hasta el final en ésta, cuando explota el camión que contiene las municiones de repuesto. Con ese estruendo, la música a todo lo que dá y los estallidos, termina al fin mi papel y dos minutos más tarde, la cinta. Por suerte, para ese entonces, estoy bien lejos y no me alcanza ni una chispa (aunque tuve que correr bastante). Escucho a la gente en el cine, algunos aplauden - ¿Les habrá gustado realmente el film? - mejor, aunque si tiene éxito, a ver...¿cuántas semanas más nos tocan?. Recién después nos llevan a otras ciudades menos importantes. ¡Pero no, ojalá que no nos pasen en unos años por televisión!, ¿se imaginan con todos los que somos lo apretados que estamos en esta película?; si finalmente nos sacan, ¡lo que menos queremos, es sentirnos como sardinas en esas cajas chicas de la tele!. ¡Si ni siquiera voy a poder estirarme, como a mí me gusta!.

Sí, sí, ya lo sé, me quejo todo el tiempo, pero ¿quieren que les cuente el colmo?; cuando yo mismo soy espectador, si veo que un actor no trabaja como corresponde, salto, me meto en el film ¡y le doy una trompada!. Entonces lo reemplazo, y hago su papel de la forma que sé, y eso que no cobro nada... en serio...pero no puedo con mi genio. ¡Lo que es tener esta vocación, caramba!"

1 comentario:

  1. Bien encarado, con una reminiscencia de "La rosa de El Cairo" pero con una carga de fantasía que invita a la lectura. Tal vez la denominación de surrealista no sea la más apropiada; el relato se inscribe en el género fantástico, orillando con el maravilloso. No obstante, vale la originalidad y el buen gusto. Un saludo para vos. Leo.

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