domingo, 26 de octubre de 2014

Fotos abstractas realizadas en soporte analógico durante el siglo XX. Fotografía abstracta digital durante el Siglo XXI. El objetivo es conseguir una aproximación a las artes plásticas con motivos abstractos. Photos performed in abstract analogical in the twentieth century. Digital abstract photography during the XXI Century. The objective is to an approach to the arts.

Abstract Photo 3068 Crystal Landscape 148 Sonrisa de ballena - Smiling Whale


Abstract Photo 3068 Crystal Landscape 148  Sonrisa de ballena - Smiling Whale






Abstract Photo 3068 Crystal Landscape 148  Sonrisa de ballena - Smiling Whale






Abstract Photo 3068 Crystal Landscape 148  Sonrisa de ballena - Smiling Whale
http://lafotografiaefectistaabstracta.blogspot.com/

jueves, 16 de octubre de 2014

El ario, el judío y la honestidad

Strauss insistió en que el judío Zweig firmase los créditos de una de sus óperas en pleno nazismo



Richard Strauss visto por Sciammarella.
En 1931, con el inicio de su colaboración en La mujer silenciosa, se inaugura la amistad entre Richard Strauss y Stefan Zweig. La versión final del libreto de la ópera satisface plenamente a Strauss, pero llega en un mal momento: enero de 1933, el mes en que Hitler asciende al poder y semanas antes de que prohibiera toda participación de judíos sobre escenarios alemanes.
La correspondencia que los dos genios mantienen a partir de esa fecha es una sucesión de ingenuidades y decepciones. Zweig se muestra apolítico: “La política pasará —le escribe a Strauss en abril de 1933—, pero el arte permanece. Por eso debemos trabajar para lo perdurable y dejar la agitación a quienes se sientan realizados con ella”. Strauss, en cambio, opta por el pragmatismo. “Goebbels está de mi parte”, le asegura a Zweig, y para rubricarlo le dedica al ministro de Propaganda su composición Das Bächlein. También acepta toda clase de cargos y compromisos para el nuevo régimen. El peor de todos: la dirección de la Cámara de Música del Reich, cargo con que se convierte en representante oficial de la Alemania nazi. La nueva Alemania necesitaba decorarse con el célebre compositor y éste creyó que podría dominar a la bestia a su antojo.

Unos días antes de que se estrenaraLa mujer silenciosa, al compositor le llega la noticia de que Zweig donó los royalties al fondo de emergencia judío
La mujer silenciosa supone un desafío al régimen: en ella colaboran de igual a igual el más célebre compositor “ario” y un detestado autor judío. Los jerarcas nazis dejan la decisión final en manos de Hitler, quien excepcionalmente tolera su estreno. Pero a Zweig le incomoda pasar por judío privilegiado por el régimen. Strauss le propone a Zweig que en adelante escriba para él en secreto, una propuesta incómoda que éste intenta sacudirse proponiéndole a otros libretistas “arios”, pero Strauss sólo quiere a Zweig. En junio de 1935, unos días antes de que se estrenara La mujer silenciosa, al compositor le llega la noticia de que Zweig ha asignado sus royalties por el libreto de la ópera al fondo de emergencia judío. Strauss no se lo cree y lo niega ante las autoridades nazis, pero Zweig lo admite en una carta perdida, en la que aprovecha para recriminarle al compositor sus concesiones.
“¡Esa obstinación judía! —responde Strauss—. Así, ¿cómo no voy a volverme antisemita? […]Sólo conozco a dos tipos de hombre: los que tienen talento y los que no. […]¿Que si hago de presidente de la Cámara de Música? Sólo para hacer el bien y evitar males mayores. Habría aceptado ese molesto cargo honorífico bajo cualquier Gobierno”. La carta fue interceptada por la Gestapo y en julio de 1935 Strauss es invitado a renunciar a la presidencia de la Cámara “por motivos de salud”. Las serviles excusas de Strauss a Hitler, alegando que había escrito la carta en un momento de ofuscación, no sirvieron de nada. Con todo, fue un pequeño triunfo de la honestidad que, por insistencia de Strauss, La mujer silenciosa llegara a estrenarse con el nombre del judío Stefan Zweig en los créditos, aunque sólo durante las tres funciones que permaneció en cartel.
“En lo político, todos estos artistas carecen de carácter”, escribió Joseph Goebbels al conocer el contenido de la carta interceptada. Cierto. En nombre del arte, ninguno de los dos había querido aceptar una verdad napoleónica: que la política es el destino del hombre.
Rosa Sala Sole es autora de Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo (Acantilado).

sábado, 11 de octubre de 2014

Premio Nobel para Patrick Modiano, el narrador de la Ocupación nazi

Francés y de 69 años, fue el elegido ayer en Literatura por la Academia suecaEl tema se vincula a su historia familiar. Elogiaron su estilo por “original, elegante y con un lenguaje sencillo”.

  • Julieta Roffo
“Intentamos traducir la angustia contemporánea” dijo, ayer –vaya propósito– Patrick Modiano, el hombre que llevaba unas horas como Premio Nobel de Literatura.
Patrick Modiano estaba en la calle cuando le sonó el teléfono. Muy cerca de los Jardines de Luxemburgo, en París. Sonó el teléfono y entonces una de sus hijas le avisó que él era el nuevo Nobel. Todo eso pasó ayer, temprano en la Argentina y al mediodía de Estocolmo, donde la Academia Sueca anunció su nombre y así convirtió al novelista francés de 69 años en la noticia literaria del día. Entre 210 candidatos, la Academia eligió a Modiano “por el arte de la memoria con la que ha evocado los más inasibles destinos humanos y descubierto el mundo de la Ocupación”, y lo hizo acreedor de 1,1 millón de dólares.
La Ocupación de la que habló el jurado se escribe con mayúscula porque es un nombre propio: el de la presencia nazi en Francia entre 1940 y 1944. Terminó antes de que naciera Modiano, en un suburbio parisino en julio de 1945, y sin embargo lo obsesionó: es el escenario de muchas de las casi treinta obras que publicó. Es el gran tema, claro, de suTrilogía de la Ocupación, con las novelas El lugar de la estrella,La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación.
Y tal vez sea el gran tema de su vida: su padre, Alberto Modiano, era judío pero circulaba por la París nazi sin que se lo obligara a vestir la Estrella de David como distintivo. En 1942 estuvo detenido algunas horas y sus contactos con la división francesa de la Gestapo fueron un salvoconducto. Y aunque el escritor lo vio poco durante su infancia –que transcurrió sobre todo en colegios pupilos– y decidió dejar de verlo definitivamente a los 17 años, en su literatura hay padres a quienes buscar y agentes dobles que oscilan entre la Resistencia –también con mayúscula– y el colaboracionismo.
Reducción de condenaBarrio perdido y Villa triste son otros libros ambientados en esos años. Y con el guión de la película Lacombe Lucien, que escribió con el director Louis Malle, denunció la participación francesa en la persecución de los judíos.
“Sus libros son cortos, siempre variaciones de temas como la memoria, la identidad y la pérdida”, explicaba ayer Peter Englund, Secretario Permanente de la Academia Sueca. El último salió hace días y se llamaPour que tu ne te perdes pas dans le quartier (Para que no te pierdas en el barrio).
La Academia dijo que Modiano narra “en forma original, elegante y con un lenguaje sencillo”. Sencillez y elegancia. Ese es el estilo que premiaron.
Desde que un profesor de geometría de la escuela secundaria, también escritor, alentó a Modiano a llevar el manuscrito de El lugar de la estrella nada menos que a Gallimard –la editorial francesa más prestigiosa–, el autor de Domingos de agostoUn pedigrí y Viaje de novios vive de escribir. Eso fue cuando tenía 22 años: no ha tenido otro trabajo y no pasa más de dos o tres horas por día escribiendo –a veces todavía con pluma– en su casa parisina. Se obliga a cortar, dice, para sostener la tensión que el texto necesita para seguir.
“Es muy inesperado y me conmovió mucho”, dijo el escritor cuando la Academia Sueca lo entrevistó un rato después de que su nombre diera la vuelta al mundo. A los periodistas –de los que ha rehuido siempre– les contó que sentía el Nobel como algo “irreal”.
El 10 de diciembre, cuando pronuncie su discurso ante el rey de Suecia, el premio será tangible. Mientras tanto, sus libros van a reimprimirse, también en Argentina, donde ayer los libreros revolvían sus stocks para hallar algunos –repentinamente– valiosos ejemplares.