viernes, 25 de febrero de 2011

EXPERIENCIA DE UNIDAD:




Hace poco he tenido una de las experiencias de Unidad más completas y maravillosas. Años atrás, había tenido ocasión, de observar a la luna en una noche perfumada, y de pronto sentir que ella y yo éramos Una. Pude captar su esencia de mujer, su delicado Ying flotando en el embrujo nocturno y me empapé de sus secretos y misterios…
Luego me sucedió con una rosa… me sentí siendo ella, derramando su misma fragancia. Estaba llena de pétalos suaves y coloridos que se movían en la brisa, mis pétalos eran tan suaves…tenía un centro de vida latiendo imperceptible, y los insectos me lastimaban con su peso y las abejas herían. Sabía si pensaban cortarme y me encogía todo lo posible para pasar desapercibida. Cuando el peligro se alejaba, me erguía victoriosa frente al viento, mientras coloreaba la vida.

Pero esta vez, me encontraba junto a un grupo de meditación, donde usaron cuencos de cristal y dejeridoos. Precisamente uno de ellos, lo tocaba una mujer que nos vertió su sonido en las partes del cuerpo que le parecieron más necesitadas. Hay sonidos que sanan, borrando heridas antiguas…

A mí, recuerdo que colocó su dejeridoo en uno de mis chakras y luego en mi oído derecho. Al poco tiempo sentí que me disolvía en el aire, perdiendo los límites de mi cuerpo, de pronto no existía más como la imagen que vivía en mi memoria, y supe que me encontraba en todo el Universo. Sabía que mi realidad era ésa, la verdad suprema era estar esparcida en el éter, y ser parte de las notas de la música que escuchaba en ese momento, y estar en forma de partículas en cada ser humano. Luego me aventuré más allá , me di cuenta que estaba en cada uno de los elementos, recorrí el Espacio en medio de un deleite y asombro sin par, y percibí que los Planetas contenían algunas de mis chispas, que no existía nada de lo cual mis átomos fueran ajenos. Fui sólo con mi pensamiento, volando raudamente hacia el Sol, un Sol incandescente que no quemaba, que me recibía con amor. Entonces entré en él y me convertí en purísima Luz y Amor. La dicha me invadió por completo. El Todo estaba en mí indudablemente y yo en él, ni la singularidad ni la propiedad, y mucho menos la individualidad, existía. No había nada que fuera personal ni exclusivo; y cualquiera podría suponer que estaba perdida, cuando justamente terminaba de encontrarme. Lo legítimo fue que constaté la genuina y esplendorosa Esencia que somos. Nos identificamos con nuestro cuerpo, cuando en la realidad no somos nuestro cuerpo. Nos identificamos con nuestra Mente, y ni siquiera somos nuestra Mente, ni nuestras emociones, ni nada de lo que creemos. Somos infinitamente más que todo eso, somos infinitos y eternos. Mantenemos nuestra Consciencia brillando a través de eones, formando parte de las Galaxias, de cada átomo existente, de todos los Universos. Somos indiscutiblemente Uno.

--------------------------------------------------------------
La meditación es suficiente para alcanzar estados de apertura de Consciencia, como para dar lugar a este tipo de experiencias. No recomiendo ningún tipo de drogas, jamás. Lo relatado es verídico y forma parte de un libro próximo a editar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario