miércoles, 25 de mayo de 2011

¿Qué te pasa?


La toco y se hace la indiferente ¿quién entiende a las mujeres? Estamos en la cama hace rato, ella lee un libro que parece muy interesante, porque la noto entusiasmada. Ya van varias noches que no me da bolilla. En fin, me doy vuelta y trato de dormir. Como siga así, le voy a hablar muy seriamente, no puede ser que se niegue a estar conmigo, caramba! Si nos queremos tanto ¿qué diablos le pasa?Pensar que jamás tuvimos problema en ese aspecto, no sé qué bicho le picó últimamente. Por lo menos ya no llora como antes, cuando le preguntaba qué bicho le había picado y seguía llorando sin dignarse a contestarme, eso a un hombre lo saca de las casillas ¿o no?


Al día siguiente de mañana, Lucía sale de compras y yo voy al jardín, hay sol y noto el perfume de las flores – y que tengo que cortar el césped - paseo un rato y luego voy a leer el periódico. Mmm..las noticias son deprimentes - ¡qué país el nuestro!
– Capaz que lo llamo a Jorge para ir a comer alguna cosa en el barcito de la esquina, ya voy a ver - Ah, ahora que lo pienso, otro que se hace el NN, desaparecido en acción, ja ja – no le voy a dar ni la hora cuando se acuerde de llamar ¿qué se cree el nabo? encima que lo ayudé cuando tuvo problemas con la mujer y la minita ésa, en fin, hay algunos...-


Acá llegó Juanita, como siempre apurada. Se cambia y sale a limpiar. Está igual que de costumbre, callada y sin mirarme de tan tímida que es. La dejaré que limpie tranquila. Total estoy bien cómodo en el sofá. -¿Qué hago ahora de mañana? ¿ver la tele? no, no está prendida y tengo fiaca de levantarme a prenderla. No se puede esperar mucho de un convaleciente. Demasiado bien me siento, nada que ver con antes. No me agito ya, y eso es un pequeño milagro. Sé que adelgacé, ni me miro al espejo pero estoy mas liviano eso sí, y es mejor para mi salud. Pensando en eso justamente, me voy a fijar cuando tenemos que ir al médico para que me revise. Ahora, la esperaré a Lucía, a ver qué prepara de rico para comer cuando regrese, y listo –


Llega Lucía con bolsas y no quiere dejar que la ayude, bueno...Sé que tengo que hacer reposo, ok. Antes de ponerse con las cacerolas, la veo muy ocupada prendiendo velas. En realidad se la ha pasado prendiendo velas todos los días y pidiéndome que me vaya - ¿acaso está loca? ¡no me va a echar de mi propia casa! ¡que se vaya ella, qué tanto! Además - che nena, salí hace poco del Sanatorio ¿y me querés echar? - La escucho que habla por teléfono ¿con quién? ¿habla con un cura? - Noooo, está rayadísima la pobre, ni siquiera somos católicos – Le dice que no me puede sacar, ¡mas bien! - Ahora llama a un rabino y le pregunta cómo puede hacer para que me vaya y la deje en paz. - ¡Al que tiene que llamar es al abogado, si quiere echarme! – me gustará ver la cara de los chicos cuando se enteren de esto ¿quién se cree que es? - Aparte, le va a ir muy mal a la pobre cuando se enteren de que todavía ni me repuse y ella no me aguanta más. Esas cosas no se hacen, caramba. Claro que ya nada es como antes ¡pero para la mano, muñeca!


En esta casa, sólo la gata me da bolilla y me sigue a todas partes. Es fulero que te traten así. La tele está prendida, así que me siento y la miro un rato, pero sólo la película que me gusta, de noticias ni quiero saber.


Son más de las doce, así que me voy a la camita. Mi mujer está mejor, más compuesta, me arrimo un poco a ella y la toco suavemente, después le hago cosquillas, jajaja. Se mueve pero sigue sin hablarme. Entre nosotros, la prefiero así y no cuando le agarra la loca y se le da por echarme. Bah, mañana será otro día.




Hoy vino Marta, amiga de mi esposa, que se autoproclama “Chamana” como esos indios que te curan con plantitas y boludeces, bastante chantas. Es una buena mina, pero tan rara como mi mujer. - ¿Qué me están pidiendo? Mi mujer me pide que la escuche y me larga toda una historia bla, bla, bla, que la operación, que las plaquetas y la sangre, que 21 días de Terapia Intensiva, que primero la anestesia, luego el coma farmacológico ¿encarnizamiento médico? y que mas tarde fallecí (...) que nunca recobré el conocimiento y no me di cuenta de que estoy ya en otra ¿dimensión?
-¡¿Qué?! ¿Que estoy muerto? Sigue hablando y ya no la escucho, estoy algo mareado, pero ¿qué me está diciendo? Yo estoy vivo, estoy bien vivo!!! Marta me asegura lo mismo, entre las dos se atropellan por explicarme algo sin sentido alguno...




De a poco voy comprendiendo...Nunca recobré la Conciencia, por eso no me di cuenta del paso de un plano a otro. Pero me sentía vivo! ¿Pueden entenderlo? Marta dice que me va ayudar, que le pida lo que necesite. Yo lo único que se me ocurre ahora que necesito, es abrazar bien fuerte a mi esposa, llorar junto a ella por mi muerte, eso necesito. Se lo hago saber a Marta que me escucha con atención, y luego dice que me va a incorporar. Me pide que me meta a través de su cabeza. Aunque me parezca un disparate, le hago caso. ¡Qué sencillo fue, después de todo! Me siento bastante mas pesado, claro, estoy en el cuerpo de Marta! La abrazo por fin a mi mujer, esa mujer que tanto amo, con toda la fuerza, lloramos, la vuelvo a abrazar y ahora sé que debo irme.


Me desprendo del cuerpo de Marta y entonces los veo. Están esperándome. Antes no los veía. Voy con ellos. La gata me mira...
Basado en una historia real.
Delia

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