viernes, 15 de abril de 2011

Estamos vivos Poeta

Cerrar los ojos hasta
sentir el aroma de la niñez
que juega mirando su rostro en
una pileta de aguas claras.

Contemplar el atardecer inmenso,
tan inmenso como mil lágrimas derramadas
bajo la hondura de años de silencios,
presagios nunca descubiertos.

Sentar en las rodillas una margarita silvestre,
tan silvestre que al amor enmudece.

Presenciar vivo el beso apasionado de dos extraños,
mientras el viento en primavera
les regala un manto suave de flores frescas.

Sentir nostalgia,
sentir todo el vacío,
poseer la fuerza extraña
de todo sentimiento extremo.

Soñar con una mano tibia,
despertar, en soledad,
esperanzados en una nueva mirada
colgar de un hilo el alma.

Quedar sin aliento por el brillo de la luna,
ensordecer con el ruido de un rio bravo,
mojar el rostro con la humedad de la lluvia,
entibiar la mirada con algún verso,
suavizar las manos con la crema de un papel en blanco,
disfrutar de las carreras de cien margaritas
cerca de un cielo al alcance de sus risas.

Cerrar los ojos,
recordarlo todo,
morir en sueños,
llorar a gritos,
olvidar quiénes somos,
hacia dónde vamos,
desintegrarnos,
rearmarnos,
vivirlo todo,
sufrirlo más,
morirlo aún,
después escribirlo todo
desangrarnos frente a nuestros ojos,
por las yemas de nuestros dedos,
con el corazón abierto; dolido, sano, enfermo...

Pero estamos vivos poetas,
somos lo que no somos.

Trayenko.

Marcela Vidal Melo
(Todos los Derechos Reservados)

Muchas gracias Marcela.

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