un cuento de mi amigo Achachila.
¡María del Carmen; Felicitaciones con total Felicidad!!!
GATAS REHABILITADAS:
Estas eran cuatro gatas de tejado, con pocos estudios, menos recursos, pero mucha vida dentro suyo. Se reunían casi todas las noches en el tejado del músico del barrio (a el no le molestaba sus ronroneos y eventuales maullidos de invitación a la dicha felina); su tema de conversación, además de la inconducta de todos los gatos de la zona, era la ilusión de llegar a ser importantes. Cierta noche de plenilunio en julio, particularmente helada, las amigas coincidieron en reconocer que no era justo que en pleno invierno ellas no tengan un lugar donde protegerse. Juraron luchar por cambiar su realidad y entre lágrimas y ronroneos afectuosos, se prometieron separarse por un año: en doce meses todas volverían al mismo techo y compartirían sus logros, resueltas a no volver a sufrir noches de miseria como la presente. Tres meses después, cuatro escenarios reflejaban lo que unas gatas empeñosas son capaces de hacer: la gata gris ceniza, flaca y nerviosa del grupo se llamaba Ágata y dormía en los pies de un francotirador del cuerpo de marines retirado y dado a componer música fúnebre. Todo lo que necesitó para conquistar el hogar de este rudo sujeto fue el de aceptar que el era el amo y señor, a quien debía rendirle pleitesía gatuna (ronroneo, coqueteo, frotamientos variados y mirada tierna de ángel de la muerte). La gorda gata roja con patas blancas era la gata oficial de un almacén de abarrotes que necesitaba controlar los roedores que eventualmente invadían por la tentación del alimento gratuito. En particular, la quería el hijo del administrador –según él, la gata que llamaba Gertrudis, era el único ser que merecía su cariño en este mundo y ese hecho ayudó de modo evidente a sobrellevar el clima de esta familia con un hijo único autista. La gata negra de ojos oscuros era propiedad celosamente guardada de Fedra Ostinovich, teósofa convencida, supuesta experta en Reiki, lectura de Tarot y ramas anexas. Con el nombre de Ishdá, la proximidad a tantos talismanes y parafernalia metafísica, esta gata era dada a mantenerse echada todo el día, pero cuando llegaba un cliente, automáticamente solía erguirse cuan larga, negra y esbelta era, al lado de su generosa dueña, pagando de ese modo su alquiler. Mussy era por su parte la gata de una familia felizmente integrada y habiendo dominado la simple ciencia de no orinar ni defecar en lugar alguno que no sea su rincón de aserrín, era una gata bienvenida por los cinco integrantes de la familia, en particular la hija mayor quien la bautizó y encargó de mimos extra. Pasó el año pactado. Llegó la noche de julio, nuevamente frío, viento e intemperie hostil. Era realmente tarde y como coordinados previamente, cuatro ágiles y furtivos animales coincidieron en el tejado del músico. Las cuatro amigas cumplieron su juramento, luego de olerse, lamerse y frotarse a discreción, procedieron a oír disciplinadamente sus respectivas epopeyas. Al concluir su relato, todas ellas maullaron de contento, pues felizmente sus sueños se hicieron realidad y la miseria ya no rondaba su existencia. La alegría sincera fue reconfortante; para colmo, una semi angora antigua amiga, al verlas juntas les propuso ir de jarana: habían muchos gatos nuevos en el vecindario y algunos estaban como para arañarlos... La fuerza del instinto es arrolladora, ese aniversario del juramento, por poco las devuelve al punto donde partieron. De no haber aparecido providencialmente una banda de embriagados gatos belicosos, -que las forzó a escapar a sus hogares-las cuatro amigas posiblemente se hubiesen intoxicado con el adictivo, irrestricto y salvaje amor felino de tejado, responsable cada noche del extravío de miles de gatas inocentes o “en rehabilitación”. |
Gracias Delia por tu regalo tan hermoso, me he sentido muy feliz al recibir tan grata sorpresa.
ResponderEliminarQue sepas que ya están reposando dos de las imagenes en mis Caricias donde los sueños cobran realidad con el paso del tiempo.
Te lo agradezco enormemente que te conste que no soy nada cuentista, es real esta sorpresa cuando vi el mensaje de tu comentario.
Un abrazo del color de tus pensamientos querida ammiga.
TQ.
Marí
Te lo merecés absolutamente, Marí querida!
ResponderEliminarQué bueno que te gustó!
También te quiero y mucho.
Delia