"El hermoso consuelo de encontrar el mundo en un alma,
de abrazar a mi especie en una criatura amiga."
F. H ÖDERLIN
F. H ÖDERLIN
Asi empieza Ernesto Sàbato su libro "La Resistencia" (*) que lei hace mucho tiempo en el momento exacto de mi juventud espiritual, que lo necesitaba. Año 2001.
Por esas cosas de las sincronicidades, el domingo pasado, tarde noche, en un oleaje de mar salado (làgrimas de mi) necesitè buscarlo entre mi arcòn de recuerdos y lo hojeè.
Y me acordè de èl de nuevo. De Sàbato. Y me lo imaginaba en su pueblo. Y tambièn vaya a saber por què recordè a Favaloro. Los recordè a los dos juntos.
En la necesidad de resistir frente a una sociedad que cambiò de una manera tan descomunal y salvaje en valores y costumbres y estamos los que aùn nos resistimos a ellos.
Los que estamos recubiertos aùn de esta capa demencial de esperanza que dice Ernesto o estamos emperrados en seguir nuestros principios èticos heredados de nuestros padres, como Favaloro.
Somos locos, si, por seguir pensando asi. Por resistir la corrupcion y la desidia. La falta de valores y la loteria de ellos.
Somos locos en una calesita que gira y gira al son de una tv de realitys basura, de chimentos baratos, de polìticos de cuarta con niños reales en la calle atiborrados de paco, escupiendo pedazos de su cuerpo sobre el pavimento gris.
"Les pido que nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos atrevemos a valorarla vida de otra manera. "...pedia Sàbato, en su Resistencia...
Lo hacemos?
Nos atrevemos a detenernos un instante a observar nuestro entorno màs mediato y ver en què se ha convertido...? O simplemente resistimos con los puños apretados con la mirada al cielo y los ojos cerrados?
"Nos pido ese coraje que nos sitúa en la verdadera dimensión del hombre. Todos, una y otra vez,nos doblegamos. Pero hay algo que no falla y es la convicción de que —únicamente— los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana."
La tierra, se mueve.
Los ocèanos, nos tragan.
En cualquier momento algo del cielo pueden venìrsenos encima.
Pero aùn asì, no despertamos.
Seguimos dormidos.
Hundidos en el sopor màs desesperante del olvido de nosotros mismos y de nuestra esencia humana. Y nos doblegamos. O nos dejamos doblegar. Y nos creemos de vuelta de todo cuando en realidad nos olvidamos que somos simples principiantes y vinimos a aprender.
Y sigue Ernesto....
"Otro valor perdido es la vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar,con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada?
En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como a un señor...."
Hace falta decir algo màs? Agregar alguna coma a este pensamiento certero?
Soy antigua y obtusa por pensar igual que èl?
Y por sentirme alarmada y pasmada por ver una vidriera de estos personajes nefastos pasar una y otra ver por la puerta giratoria habiendo cometido no sòlo uno sino varios actos delatorios y volver al ruedo...como si nada?
Y la pèrdida de los mitos...el empobrecimiento profundo del alma...el convertirse en eso, en un engranaje màs del sistema...la pèrdida de lo sagrado que nos une y nos remite a la orfandad...esa misma orfandad que siento hoy cuando hace un par de dias necesitè volver sobre un escrito tuyo quizà presintiendo tu partida, pero que tiene un dejo de consuelo, porque seguis estando en cada letra y pensamiento vivo que danza y reconstruye un relato que yo quisiera leyeran los jòvenes.
Yo sueño con que muchos chicos lean este libro.
Y algo de su fibra ìntima se accione.
A los grandes les digo: aùn estàn a tiempo! Tras el amparo de resistir se perdiò mucha frescura.
Pero nunca es tarde para volver.
Y dejarse sorprender.
Para dignificar la existencia humana.
Para dejarse penetrar por lo que tiene la vida, de misterio, para darnos.
Porque en cualquiera de nosotros reside un pequeño David o Jean de Arq, si lo soñamos. Fe y Coraje, dice Ernesto. Y tiene razon.
"Hacernos cómplices del tiempo para que caigan los velos y se desnude la verdad simple...."
"Siento con entusiasmo esta posibilidad de recomenzar otra manera de vivir.
Lo que ayuda a la decisión es un mar de fondo, que se ha ido formando a través de hechos aislados que comienzan a entramarse, imágenes que nos sorprenden, libros que leemos.
La gente que frecuentamos,un sentimiento de patria cuando estamos en el exilio.
Algo diferente que se valora, que nos asombra y que sentimos como una utopía que se nos acercara.
El cambio se da cuando nuestra mirada no se separa de ella.
No podemos olvidar que en estos viejos tiempos, ya gastados en sus valores, hay quienes en nada creen, pero también hay multitudes de seres humanos que trabajan y siguen en la espera, como centinelas.
El pasaje es un paso atrás para que una nueva sensación del universo vaya tomando lugar, del mismo modo que en el campo se levantan los rastrojos para que la tierra desnuda pueda recibir la nueva siembra.
¡Si nos enamoráramos de este pasaje!
¡Si en vez de alimentar los caldos de la desesperación y de la angustia, nos volcáramos apasionados, revelando un entusiasmo por lo nuevo que exprese la confianza que el hombre puede tener en la vida misma, todo lo contrario de la indiferencia!
Dejar de amurallarnos, anhelar un mundo humano y ya estar en camino.
Como la luz de la aurora que se presiente en la oscuridad de la noche, así de cerca está la muerte de mí. Es una presencia invisible.
Su llegada no será una tragedia como hubiese sido antes, pues la muerte no me arrebatará la vida: ya hace tiempo que la estoy esperando.
Hay días en que me invade la tristeza de morir y, como si pudiera ser la muerte la engañada, me atrinchero en mi estudio y me pongo a pintar con frenesí, confiado en que ella no me arrebatará la vida mientras haya una obra sin terminar entre mis manos.
Como si la muerte pudiese entender mis razones, y yo hacer de Penélope para detenerla.
Antes, la muerte era la demostración de la crueldad de la existencia.
El hecho que empequeñecía y hasta ridiculizaba mis prometeicas luchas cotidianas.
Lo atroz.
Solía decir que a la muerte me llevarían con el auxilio de la fuerza pública.
Así expresaba mi decisión de luchar hasta el final, de no entregarme jamás.
Pero ahora que la muerte está vecina, su cercanía me ha irradiado una comprensión que nunca tuve; en este atardecer de verano, la historia de lo vivido está delante de mí, como si yaciera en mis manos, y hay horas en que los tiempos que creí malgastados tienen más luz que otros, que pensé sublimes.
He olvidado grandes trechos de la vida y, en cambio,palpitan todavía en mi mano los encuentros, los momentos de peligro y el nombre de quienes me han rescatado de las depresiones y amarguras.
También el de ustedes que creen en mí, que han leído mis libros y que me ayudarán a morir..."
Descansa en Paz...