jueves, 23 de abril de 2015

El ‘escándalo’ Caravaggio





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'Los jugadores de cartas' o 'Los tahúres' (1596), hoy en el Kimbell Art Museum | Crédito: Wikipedia.
Con la perspectiva que suele dar el paso del tiempo, no es difícil imaginar la sonrisa esbozada por sir Denis Mahon cuando, en el año 2006, escuchó el sonido del martillo que le señalaba como nuevo propietario de una antigua pintura subastada en la prestigiosa casa Sotheby’s.
Mahon –un conocido y reputado coleccionista e historiador del arte– pagó de buena gana los casi 60.000 euros que alcanzó el lienzo, titulado 'Los jugadores de cartas' (también conocido como 'Los tahúres'). Una pintura que los expertos de Sotheby’s habían identificado como una copia del cuadro del mismo título realizado por el genio del barroco, Caravaggio, hacia 1594.
El coleccionista británico, sin embargo, estaba convencido de que la pintura no era obra de un seguidor o discípulo del maestro del tenebrismo, sino otra versión –quizá una prueba inicial o una simple variación– realizada por el mismísimo Caravaggio.
Lógicamente, si la pintura resultaba ser un original del maestro, y no una copia más o menos fidedigna realizada por un seguidor, su valor sería mucho más elevado.
Y, en efecto, apenas unos meses después de la compra el valor de la pintura se había disparado de forma extraordinaria. La mera opinión del propio Mahon –reconocido especialista y propietario de una importante colección de pintura barroca– habría servido para revalorizar la supuesta copia pero, además, su dictamen contaba con el respaldo de otros expertos, comoAntonio Paolucci –director de los Museos Vaticanos– o Mina Gregori, especialista florentina.
Gracias a aquellas declaraciones a favor de su autenticidad, la pintura alcanzó en poco tiempo un valor de más de 11 millones de euros. Una más que respetable cifra que dejaba en mera anécdota la que Mahon había pagado por el cuadro durante la subasta.
Retrato de Caravaggio realizado por Ottavio Leoni | Crédito: Wikipedia.Sin embargo, no todos están de acuerdo con la atribución a Caravaggio. Los expertos y los responsables de Sotheby’s, por ejemplo, se reafirman en su apreciación inicial de que se trata de una copia, y por tanto de una pintura de menor valor. Una opinión que comparten expertos como Sebastian Schütze, historiador del arte de la Universidad de Viena, y autor de un catálogo razonado de la obra de Caravaggio.
Algunos museos, como el prestigioso Ashmolean de Oxford, tampoco parecen tener clara la atribución a Caravaggio. Poco después de comprar la pintura, Mahon –fallecido en el año 2011– la ofreció en préstamo a los responsables del Ashmolean, pero estos pusieron la condición de que debería exponerse como “atribuida a Caravaggio”, dando a entender que la autoría seguía sin estar probada. Una exigencia que el coleccionista no quiso aceptar.
En medio de toda la polémica –que lleva ya algún tiempo coleando– apareció una tercera parte en discordia: Lancelot William Thwaytes, el antiguo propietario de la controvertida pintura. Éste acudió recientemente al Tribunal Supremo del Reino Unido para demandar a Sotheby’s pues, en su opinión, la casa de subastas no realizó una investigación lo suficientemente exhaustiva de la obra, a juzgar por el valor que ha alcanzado el lienzo tras la hipótesis de Mahon.
William no entra a valorar quién es el verdadero autor de la obra, pero reclama una compensación por parte de Sotheby’s, pues cree que si sus tasadores hubieran consultado a más expertos, quizá hubieran llegado a una conclusión similar a la de Mahon, y por tanto la pintura habría tenido un precio de salida mayor.
Mientras llega la fecha del juicio, la pintura –actualmente en manos de Orietta Benocci, amiga de Mahon–, sigue pasando de un museo a otro, a la espera de un hogar definitivo. Tras el rechazo del Ashmolean, Denis Mahon prestó la pintura a varias galerías italianas, y la polémica obra no regresó al Reino Unido hasta octubre del año pasado.
Ahora está previsto que se exponga a partir de este mes de abril en el Museo de la Orden de San Juan en Londres. Orden ésta, también conocida como de los caballeros de Malta, a la que perteneció Caravaggio durante algún tiempo (fue expulsado por su habitual conducta inmoral), y para la que realizó algunas obras.
Aunque buena parte de la colección privada de Mahon fue heredada por la National Gallery, el futuro de ‘Los jugadores de cartas’ dependerá en buena medida del dictamen definitivo de los especialistas, si es que estos alcanzan algún día un consenso. Mientras, a miles de kilómetros de distancia, el lienzo original continúa ajeno a la polémica, disfrutando de su condición de “pieza estrella” en el Kimbell Art Museum de Fort Worth (EE.UU.).

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