miércoles, 12 de diciembre de 2012


Qué hay detrás del fresco perdido de Leonardo da Vinci

La Batalla de Anghiari
La copia se conoce comúnmente como el panel Doria.
La sección de la policía italiana que se especializa en el robo de arte logró rastrear y traer de vuelta a casa una copia de una obra perdida de Leonardo da Vinci que tiene 400 años de antigüedad.
Se trata de un fresco sin terminar de "La Batalla de Anghiari".

La copia se exhibe temporalmente hasta Año Nuevo en el Palacio Quirinal de Roma, la residencia oficial del presidente de Italia.
En su momento, decoró un muro del Palacio Viejo de Florencia, el monumental ayuntamiento de la ciudad toscana.
La pintura muestra a un grupo de hombres armados y caballeros en sus cabalgaduras, involucrados en un combate cuerpo a cuerpo, luchando por la posesión de una bandera.
La histórica batalla entre Florencia y sus aliados contra una fuerza numéricamente superior de Milán ocurrió en 1440, y los florentinos salieron victoriosos.

"Trabajo defectuoso"

Los historiadores de arte creen que Da Vinci, en un experimento con distintas técnicas de pintura al fresco, comenzó a pintar la escena de la batalla en 1503, utilizando borradores que había estado preparando durante años.
Pero nunca completó el proyecto. La pintura empezó a gotear después de que haber aplicado color en el muro.
En un intento de salvar lo que pudiera, el maestro renacentista instaló grandes braseros a carbón cerca del fresco. Pero los colores se mezclaron y sólo se pudo terminar parte de la obra.

"La idea de que una antigua copia de una pieza de arte perdida pueda ser tan importante como el original es familiar para los académicos"
Salvatore Settis, arqueólogo e historiador de arte
En pocos años, después de que el fresco se hubiera deteriorado, el Salón de los Quinientos del Palacio Viejo fue restaurado y se le encomendó a Giorgio Vasari que pintara una escena de batalla distinta para reemplazar el "trabajo defectuoso" de Leonardo.
Vasari, también un historiador del arte que posteriormente fue biógrafo de Da Vinci, vio el boceto hecho en papel de la escena de combate y lo describió con términos elogiosos.
"Sería imposible expresar la inventiva del diseño de Leonardo para los uniformes de los soldados, o las crestas de los cascos, sin olvidar la increíble habilidad que demostró en la forma y características de los caballos, que Da Vinci, mejor que cualquier otro maestro, creó con su fuerza, sus músculos y su elegante belleza", escribió.

"Tregua"

Por tanto, sólo quedaron copias que nos permitan imaginar el diseño original de Leonardo da Vinci.
Utilizando un grabado hecho 50 años después de que Leonardo empezara su proyecto, Peter Paul Rubens realizó un majestuoso dibujo de la Batalla de Anghiari que ahora se exhibe en el museo Louvre de París, en Francia.
"La idea de que una antigua copia de una pieza de arte perdida pueda ser tan importante como el original es familiar para los académicos", explicó Salvatore Settis, arqueólogo e historiador de arte.
"Las estatuas de bronce más originales de Grecia se perdieron cuando fueron derretidas y ahora se conocen sólo a través de copias de mármol realizadas siglos después por los romanos, admiradores del arte griego", precisó Settis durante una conferencia abarrotada de público en la que se revelaron detalles de la copia de la obra de arte de Leonardo.
La pintura, presentada en un pequeño panel de madera de 115 cm x 86 cm, fue vista por última vez en público hace 73 años, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, cuando se exhibió en una exposición de obras de Da Vinci en Milán, Italia.
La Batalla de Anghiari, versión Rubens
La versión de Peter Paul Rubens.
Después desapareció.
Pero el departamento de policía italiano que se especializa en robo de arte consiguió, con suma paciencia, rastrear el itinerario clandestino de la obra, conocida como el panel Doria por el nombre de la familia en cuya colección de arte permaneció durante tres siglos.
Después de ser robado a sus dueños en Nápoles, Italia, el fresco pasó a manos de un comerciante de arte suizo, fue enviado a Alemania para su restauración en la década de los años 60 y apareció brevemente en una galería de Nueva York en los 70, antes de terminar en manos de un adinerado coleccionista de arte japonés en los 90.
La pintura se exhibirá en la Galería Uffizi en Florencia durante 2013 y de allí volverá como préstamo a Japón por cuatro años, por un acuerdo alcanzado con el Museo de Arte Fuji, en Tokio, donde se expuso por última vez.
Mientras tanto, en el Palacio Viejo de Florencia se ha suspendido un proyecto liderado por el ingeniero italiano Maurizio Seracini, que ha estado intentando probar científicamente, a base de obtener muestras microscópicas de pigmento del muro, que la pintura perdida de Leonardo puede estar todavía escondida bajo la posterior escena de batalla de Giorgio Vasari.
Previamente, el alcalde de Florencia había ordenado que se suspendiera toda la tecnología invasiva dentro del Salón de los Quinientos.
Así que, por el momento, el combate entre los científicos que analizan capas de pigmento y antiguas paredes con tecnología aeroespacial y los académicos que insisten en que tienen pruebas documentales de que el original de la Batalla de Anghiari de Leonardo ya no existe ya ha quedado en una tregua.

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