El amanecer del impresionismo
Foto: Heritage Image Partnership / Art Resource, NY
A las 7.35 horas del 13 de noviembre de 1872, en la ciudad portuaria de El Havre, Francia, el mundo del arte cambió para siempre. Claude Monet miró por la ventana del hotel en el que se hospedaba y empezó a pintar lo que veía. El resultado fue Impression, Soleil Levant («Impresión, sol naciente»)… y el nacimiento de un movimiento artístico.
Conocemos el momento del nacimiento del impresionismo con exactitud gracias a Donald Olson, astrofísico de la Universidad Estatal de Texas, quien emplea la astronomía para resolver misterios artísticos y literarios. Cuando la historiadora del arte Géraldine Lefebvre y la vicedirectora del Museo Marmottan Monet, Marianne Mathieu, le pidieron ayuda para determinar cuál era la procedencia de la pintura, el científico empezó por estudiar mapas y fotos para identificar la ubicación del artista. Luego recurrió a la astronomía –usó el sol naciente y la luna para determinar la marea, la estación y la hora del día– y consultó partes meteorológicos digitalizados del siglo XIX. La pista definitiva fueron las columnas de humo del cuadro, que mostraban que el viento soplaba del este. Esos hallazgos, sumados al «72» de la firma de Monet, cerraron el caso sobre el dónde y el cuándo nació una obra de arte atemporal.
Conocemos el momento del nacimiento del impresionismo con exactitud gracias a Donald Olson, astrofísico de la Universidad Estatal de Texas, quien emplea la astronomía para resolver misterios artísticos y literarios. Cuando la historiadora del arte Géraldine Lefebvre y la vicedirectora del Museo Marmottan Monet, Marianne Mathieu, le pidieron ayuda para determinar cuál era la procedencia de la pintura, el científico empezó por estudiar mapas y fotos para identificar la ubicación del artista. Luego recurrió a la astronomía –usó el sol naciente y la luna para determinar la marea, la estación y la hora del día– y consultó partes meteorológicos digitalizados del siglo XIX. La pista definitiva fueron las columnas de humo del cuadro, que mostraban que el viento soplaba del este. Esos hallazgos, sumados al «72» de la firma de Monet, cerraron el caso sobre el dónde y el cuándo nació una obra de arte atemporal.