jueves, 31 de enero de 2013


Londres acoge la mayor feria de casas de muñecas de Europa

Desde que se estableciera hace 25 años, el Festival de Casas de Muñecas de Kensington se ha convertido en un referente para los aficionados a las casas de muñecas

El precio final de la casa "depende de los gustos y del presupuesto de cada uno, porque hay gente que hace cosas muy bonitas, pero muy caras.

Mesa de cocina en miniatura perteneciente al Festival de Casas de Muñecas de Kensington, el festival de casas de muñecas más grande de Europa, que se celebra este fin de semana en Londres con más de 175 expositores de artesanos que muestran sus creaciones en miniatura.
Mesa de cocina en miniatura perteneciente al Festival de Casas de Muñecas de Kensington, el festival de casas de muñecas más grande de Europa, que se celebra este fin de semana en Londres con más de 175 expositores de artesanos que muestran sus creaciones en miniatura. EFE

AGENCIAS. Londres (Reino Unido)

Londres acoge este fin de semana el festival de casas de muñecas más grande de Europa con más de 175 expositores de artesanos que muestran sus creaciones en miniatura.

Desde que se estableciera hace 25 años, el Festival de Casas de Muñecas de Kensington se ha convertido en un referente para los aficionados a las casas de muñecas, un hobby que "engancha", según manifestaron Lourdes Areal y Luis Huerta, dos de los españoles con un expositor en la feria.
Esta pareja de madrileños inició su afición creando pequeños muebles y hoy se dedican a la fabricación y venta de elementos decorativos para las casas que abarcan desde joyas hasta botellas de vino con el emblema de "Tío Pepe".
Aunque la tradición está más arraigada en países como el Reino Unido, según Huerta no es difícil encontrar aficionados en España, donde ya son habituales las tiendas especializadas para la venta de artículos destinados a las casas de muñecas.
Los precios de estos hogares en miniatura oscilan desde los 1.000 euros de una casa con 4 ó 6 habitaciones, hasta "todo lo que quieras echarle", explicó Huerta, que opina que el precio final de la casa "depende de los gustos y del presupuesto de cada uno, porque hay gente que hace cosas muy bonitas, pero muy caras".
Otro español, José María Gómez, es uno de los veteranos en esta feria con su expositor con todo tipo de artículos en cuero como maletas, carteras, bolsos de señora e incluso utensilios para la caza como fundas de escopeta y revólveres.
Este artesano trabajaba como jefe de administración en una multinacional cuando se quedó sin trabajo y decidió que "si no había futuro, había que inventárselo".
Así, convirtió el que había sido su hobby en las últimas tres décadas en su profesión actual como creador de miniaturas de cuero.
En los 12 años que lleva dedicándose a ello a tiempo completo, Gómez ha asistido a unas 150 ferias de todo el mundo, desde Tokio hasta Las Vegas (EEUU), lo que le ha permitido comprobar que en cada país los coleccionistas tienen gustos diferentes.
Aunque ha conseguido desarrollar el oficio lo suficiente como para ser capaz de realizar sus creaciones en serie a un promedio de dos horas y media por pieza, para Gómez es complicado vivir de la venta de sus artículos -"sobre todo desde la crisis"-, por lo que también se dedica a dar clases a aficionados de diferentes países.
También como aficionado comenzó David Iriarte, de 25 años y ebanista de profesión, que empezó haciendo pequeños muebles para sus "playmobil" y que hoy disfruta "superándose" con la creación de muebles pintados del siglo XVIII, sus favoritos.
Iriarte realiza todo tipo de muebles por encargo y actualmente está empezando a incluir en sus piezas minúsculas taraceas -pequeñas incrustaciones de madera en la superficie del mueble a modo de dibujos-.
"La gente me dice que son muy caros, pero con ese precio no cobro ni a 2 euros la hora. Es un trabajo que no está pagado", explicó Iriarte, que vende muebles que superan los 600 euros.
Aunque todos coinciden en que los estilos victoriano y neoclásico son los más arraigados entre los coleccionistas, en esta feria también hay cabida para propuestas más innovadoras como una casa inspirada en los trabajos de Mies van der Rohe y miniaturas de todo tipo de objetos más actuales como árboles de navidad o extintores.

Miniature Museum Exhibit - Una joyita!



Lástima que no se ve con la nitidez necesaria para apreciar cada detalle. 

                                                                                   Delia

Un cine donde vives tu propia película

Cuando compras una entrada para Secret Cinema lo haces a ciegas, en una página de internet que parece un anuncio de películas de terror. Y lo más difícil es que uno adquiere su costoso boleto de unos US$56 sin saber dónde y qué está pagando por ver.
Pero el secreto aviva la curiosidad y la expectación a medida que se acerca la fecha, sobre todo cuando se reciben las instrucciones para asistir al evento, que en mi caso fueron vestir al estilo años 30 y cambiar mi nombre femenino por el de John Pendleton.
Abrigada por la oscuridad de una invernal noche londinense, asistí puntual a la cita en la vieja biblioteca de Bethnal Green, un barrio al este de la ciudad, donde automáticamente me convertí en un delincuente al que juzgaron, maltrataron policías y recluyeron en una celda para leer la Biblia con un preso pervertido.
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Los actores deben interpretar su papel en todo momento durante las funciones.
Mi película personal transitó por la enfermería, la cantina, la lavandería, la capilla de la cárcel y el patio donde los otros reos lanzaban improperios y obscenidades.
Y los que compartieron conmigo la experiencia (algunos con ciertas dosis de alcohol contrabandeado por sexies enfermeras) dijeron empezar a confundir ficción con realidad.
Eso sí, al final de esta vivencia de casi tres horas aparecieron las palomitas de maíz, nos sentamos frente a la gran pantalla, y aquellos que todavía no lo habían adivinado supieron finalmente cuál era la película secreta.
En esta ocasión fue The Shawshank Redemption(Sueños de fuga), protagonizada por Tim Robbins y Morgan Freeman.

Un salto fuera de la pantalla

En tiempos en los que para muchos la vida transcurre en un rectángulo, ya sea mirando la pantalla de una computadora, una tableta, un celular o un televisor, algunos creyeron necesario dar con fórmulas de entretenimiento que nos pusieran en contacto con la realidad.
Y cuando decimos realidad, nos referimos a vivencias que podamos ver, oler y tocar y que se puedan experimentar en primera persona, y lo más importante, con otras personas.
Con ese objetivo, en 2007 nació en Londres Secret Cinema, una mezcla de ficción y realidad en la que el espectador vive su propia película y que en 2013 verá la luz en ciudades como Nueva York.
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Anteriores producciones como esta basada en la película Prometheus contaron con decorados originales.
Secret Cinema es difícil de definir: es una mezcla entre realidad y ficción, entre cine y teatro, un escenario masivo donde actores y audiencia interactúan siguiendo un mismo guión, pero recreando su propia historia.
Sus responsables invierten ingentes cantidades de dinero en habilitar espacios reales como si fueran el escenario de una producción cinematográfica y entrenan a los actores para que interpreten su papel desde el primer al último segundo en que interactúan con los espectadores, que a su vez terminan convirtiéndose en un actor más.
El tema de la Secret Cinema cambia cada tres meses, tiempo que lleva a un equipo de unas 120 personas preparar una nueva producción de funciones casi diarias, cada una con decenas de asistentes.
Directores de cine como Ridley Scott han apoyado algunas producciones como la que se hizo sobre la película "Prometeus", que contó con algunos de los decorados originales del filme.
De este modo, los espectáculos de Secret Cinema han pasado de contar con 400 espectadores en 2007 a más de 120.000 en 2012.

Experimentar el cine

"En la era de la hiperinformación del los medios de comunicación sociales", le explicó a BBC Mundo Fabien Riggall, director creativo y fundador de Secret Cinema, las audiencias "sólo quieren una aventura y quizás conocer a más gente".
"Secret Cinema junta a enormes cantidades de personas. Queremos que la gente tenga una experiencia que siempre recuerden".
Con la idea de juntar a personas reales para experimentar la cultura, surgió en 2005 Future Cinema, la semilla que luego engendraría Secret Cinema.
Otras iniciativas surgidas con el mismo espíritu son Future Shorts, una plataforma que desde 2003 invita a directores noveles a mostrar sus películas en un festival mensual al que asiste una comunidad convocada a través de internet.
Recientemente se inauguró también Secret Restaurant con el fin de degustar un menú secreto encarnando a un personaje concreto.
"Me di cuenta por mi propia experiencia que quería ser sorprendido, tener una experiencia más loca con la cultura", contó Riggall al recordar cómo surgió la idea de crear experiencias inmersivas.
"Es conectar al artista y crear algo completamente único. Es la idea de experimentar el cine. Experiencias reales, verdaderas y que te conecten con las personas".
La organización espera lanzar el primer Secret Cinema en Nueva York en abril.

domingo, 27 de enero de 2013


Retratos rebeldes y revolucionarios de Eduard Manet

Eduard Manet

Esta semana abre una exposición inédita con las obras del artista francés Eduard Manet, un rebelde y revolucionario de la pintura que estableció las bases del arte moderno.
Manet rompió con el sistema establecido en la época para reflejar la vida contemporánea en sus pinturas.

Desmitificando a Míster Darcy (sin orgullo ni prejuicio)

Boda en Orgullo y Prejuicio
El final feliz de Orgullo y Prejuicio sólo fue posible tras una desafiante y políticamente incorrecta relación.
Es alto y atractivo. Popular, buen bailarín y un poco bruto. No tiene pelos en la lengua y claramente no es el estereotipo gentil y caballero del príncipe azul que nuestras madres nos metieron en la cabeza.
Cumple con un requisito, eso sí: cuenta con una abultada billetera que lo transforma en el "macho proveedor" que cualquier mujer del siglo XIX esperaba. Cualquiera, menos Elizabeth Bennet, la protagonista de "Orgullo y prejuicio".

Y Míster Darcy, su personaje principal, pareciera haberse convertido en el amante deseado de cualquier mujer que ha leído una de las 20 millones de copias publicadas en todo el mundo desde el 28 de enero de 1813.
El lunes se cumplen 200 años de la primera publicación de la novela más popular de Jane Austen.

El antihéroe ideal

Colin Firth
Colin Firth, el Darcy más famoso, en la serie de la BBC realizada en 1995.
Llevo media hora discutiendo con mis colegas sobre por qué Míster Darcy parece hoy seguir siendo el hombre-no-ideal favorito de muchas mujeres, incluida la que escribe.
"Mi hombre ideal es bien parecido a Míster Darcy", contesta mi vecina de escritorio. "Al final es un caballero, un buen proveedor", agrega otro de los oyentes. "No hay estereotipos. Darcy es el hombre ideal de Elizabeth, no tiene por qué serlo del resto", afirma tajante un representante masculino que se niega a creer en el fenómeno Darcy.
No hay consenso sobre la existencia del hombre ideal. Pero de existir, se parecería a Míster Darcy.
¿Qué tiene este hombre clasista y pedante, acostumbrado a sacar en cara su superioridad económica, que rechaza bailar con aquellas que no son "lo suficientemente bonitas" y que desafía constantemente la paciencia y el intelecto de quien supuestamente ama, que lo hace tan adorable? ¿Nos gustan los malos? ¿Los toscos? ¿Los discapacitados emocionales?

Yo, Darcy

Primera edición de Orgullo y prejuicio
La 1ª edición de "Orgullo y prejuicio".
Austen describe a Darcy como "fino y alto, buenmozo, de noble semblante" que se muestra orgulloso y desafiante con la protagonista, Elizabeth Bennet.
No muy aficionado a las palabras bonitas, y torpe en el arte de la socialización, Darcy no tiene ningún interés en ser amable si no le nace. "Ciertamente no poseo el talento de conversar fácilmente con aquellos que no he visto nunca antes en la vida", declara el mismísimo Darcy.
"Darcy es descrito como 'alto y apuesto', pero también es estirado, agrandado, arribista, esnob y con poco tacto. Tiene un tremendo arrastre porque es rico, posee una mansión y tiene ingresos por más de 10.000 al año, es decir, hoy sería un multimillonario, no necesita trabajarle un peso a nadie", le comenta a BBC Mundo Johanna Trollope, escritora británica actualmente dedicada a reescribir "Sensatez y sentimientos" , otra de las novelas de Austen, la cual estará ambientada en 2012.
Pero sigue gustando. Sólo en 2012 se vendieron 190.000 copias en papel, entre Estados Unidos y Reino Unido, según cifras deNielsen BookScan (empresa que recopila estadísticas de ventas de libros alrededor del mundo).

Orgullo valorado, prejuicio positivo

"Las mujeres se sienten más atraídas por hombres taciturnos o fanfarrones que por aquellos que parecen más felices", aseguró un estudio de la University of British Columbia (UBC) publicado en 2011 por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés).
A su favor hay que decir que se reivindica. Es cierto. Y a través de las casi 500 páginas de la novela, Darcy termina por mostrar su lado amable, humano, capaz de sacrificarse por Elizabeth como por nadie en la vida. Nula inteligencia emocional para algunos, honestidad brutal –y adorable– para otros.
"Es el que sabemos que nos va a cuidar, independiente de lo que hagamos. No es alguien con el que se pueda jugar o manipular, pero por otro lado podemos confiar en él, porque no nos pondrá en peligro. Es completamente honesto", le explica a BBC Mundo la psicóloga Jane McCartney.
Orgullo y prejuicio 1952
Daphne Slater y Peter Cushing en 1952.
No es un galán. Lo de Darcy es un tira y afloja, un coqueteo parte sexual, parte intelectual muy bien retratado por Austen.
"Es la vieja entrega de una historia de amor. La clásica situación romántica. No tiene nada de nuevo el juego sexual de discutir y competir con quien te quieres acostar. La diferencia es que acá ella es claramente más inteligente que él", asegura Trollope.
Según la escritora, el cine y la televisión han ayudado a barnizar de romanticismo la figura del Darcy original de Austen.
Sin embargo, las múltiples versiones en la pantalla, desde la televisión inglesa hasta Bollywood -la industria cinematográfica india-, con una gama de Darcys que incluyen a Laurence Olivier y Colin Firth, han aportado a popularizar y masificar al personaje al borde de convertirlo en un ícono pop.

De multimillonario a rockstar

Parte del poder seductivo de Darcy en el siglo XVIII era su riqueza. "En la época de Elizabeth, casarse bien era la única posibilidad de tener una carrera y ser aceptada socialmente. No era una cosa de riqueza o pobreza, era una cosa de riqueza o destitución", explica Trollope.
En otras palabras, Darcy era para Elizabeth su pasaporte a la aceptación social.
Antes del abucheo feminista o la pérdida del 50% de las lectoras de este artículo, permítanme aclarar: Elizabeth sí fue una mujer exitosa y visionaria para su época.
Su gracia, según Tropolle, fue precisamente poder casarse con quien eligió y de quien estaba enamorada. Toda una novedad en la sociedad inglesa del siglo XIX.
David Rintoul
David Rintoul en su versión de Fitzwilliam Darcy, 1980.
Eso, y haber logrado conquistarlo. "Lo que llama tanto la atención de un Míster Darcy es que, pudiendo estar con la que quiera, nos elija a nosotras", le dice McCartney a BBC Mundo.
En 200 años las cosas han cambiado un poco. Las mujeres no sólo estudian carreras universitarias, sino que también pueden votar, dirigir sus vidas y, por qué no, convertirse ellas mismas en líderes sociales, políticos o culturales.
La riqueza del antiguo Darcy podría extrapolarse a lo que ahora sería el éxito o la fama. "Darcy sería hoy algo así como un rockstar", afirma Trollope.
"El dinero, o el éxito hoy en día, es parte del paquete", explica McCartney.
Lo que parece permanecer a través de los años es su rol proveedor. "Darcy es un buen proveedor, no sólo desde el punto de vista financiero, sino también sexual", agrega.
¿Macho alfa o disléxico emocional? La discusión puede durar horas. Lo innegable, eso sí, es que es uno de los personajes más reconocidos y atemporales de la literatura universal.

miércoles, 23 de enero de 2013


[Fotógrafos] Chris Jordan, la fotografía como arte social descriptivo

Editado por redaccion
Chris_Jordan
Chris Jordan es un fotógrafo estadounidense que ha dado a conocer gracias a sus fotografías el, a todas luces desproporcionado, consumismo en el que está inmerso Estados Unidos, objeto principal de su sentido crítico. Su obra se caracteriza por su esteticismo manifestado por un sentido fuerte del color, el detalle y la composición. Es fácil encontrar en muchos de sus trabajos estilemas propios de la Escuela de Dusseldorf y, en ocasiones, del mismo Andreas Gursky, por la manera en que ambos se interesan por la calidad de la masa de elementos más que por la personalidad de cada uno de ellos.
Las fotografías de su trabajo Running the Numbers nos muestran una descontextualizada y abstracta mirada a la cultura contemporánea de Estados Unidos a través de la información estadística. Son fotografías que tienen distinta lectura según se observen en conjunto o prestando atención al detalle. Ejemplos de esta serie son 29.569 pistolas, las muertes por disparo en 2.004, 125.000 billetes de 1 dólar, el gasto del gobierno en la guerra de Irak cada hora, 410.000 vasos de plástico, los desechados en 15 minutos, 200.000 paquetes de cigarrillos, las muertes provocadas por el tabaco en norteamérica cada 6 meses o 32.000 muñecas Barbie, que son las operaciones de aumento de pecho cada mes en 2006. 2.000.000 de botellas de plástico, tantas como las que se tiran cada 5 minutos. 106.000 latas de refrescos representan el consumo norteamericano en solo 30 segundos. 83.000 fotografías de prisioneros en Abu Ghraib, igual al número de personas que han sido arrestados y detenidos sin juicio u otro tipo de ley durante la guerra del terror de la administración Bush.
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Otro trabajo ampliamente difundido ha sido In Katrina’s Wake: Portraits of Loss from an Unnatural Disaster, una galería fotográfica de objetos repartidos por el huracán Katrina en Nueva Orleans, centrándose en la destrucción a una escala personal, las pertenencias de las victimas regadas por el paisaje, donde la belleza y el horror se aúnan para dejar constancia del consumismo excesivo. Las imágenes evitan aspectos de fotoperiodismo al enfatizar las cualidades formales y el uso de las herramientas literarias y poéticas de la metáfora y el simbolismo.
Y la certeza que facilita la fotografía le permiten manifestar que: “Podría pensarse que Katrina no fue un evento totalmente natural como un terremoto o tsunami. La temporada de huracanes del 2005 y su extraordinaria gravedad puede estar vinculada al calentamiento global, al que América contribuye en medida desproporcionada a través de nuestro extravagante consumo y las prácticas industriales. Casi 300,000 estadounidenses perdieron todas sus propiedades. La pregunta en mi mente es si todos somos responsables en cierta medida.
Los daños del huracán se han visto amplificados por otras causas humanas, incluidas los fracasos de la preparación y la respuesta en múltiples niveles; las condiciones de pobreza; problemas magnificados por maniobras políticas; la pobreza del medio ambiente; algunas zonas más vulnerables, y la conspicua ausencia de recursos federales que ya estaban siendo utilizados por la Administración Bush en las guerras de Irak y Afganistán.
Desde esa perspectiva, mi esperanza es que estas imágenes pudieran alentar una reflexión sobre el papel que nos corresponde a cada uno, y la pérdida que todos sufrimos cuando una catástrofe evitable de esta magnitud ocurre a la gente de nuestro propio país. Katrina ha hecho destacar nuestra interconexión, y evidencia que nuestra responsabilidad personal como miembros de una sociedad consciente sea cada vez más difícil de negar.”
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Los desechos de la sociedad de consumo, la basura doméstica e industrial, son el objetivo de las imágenes de su serie Intolerable Beauty: Portraits of American Mass Consumption.
Chris Jordan explica sobre su génesis: “Explorando alrededor de nuestro país el transporte marítimo y los puertos industriales y astilleros, donde el detritus acumulado de nuestro consumo está expuesto a la vista como capas erosionadas en el Gran Cañón, encontré la evidencia en cámara lenta de un apocalipsis en curso. Estoy horrorizado por estas escenas, y, sin embargo, miro dentro de ellas con asombro y fascinación. La inmensa escala de nuestro consumo puede parecer desoladora, macabra, extrañamente cómica e irónica, e incluso oscura y hermosa, para mí su característica constante es una complejidad asombrosa.
La omnipresencia de nuestro consumismo tiene un seductor tipo de mentalidad de mafia. Colectivamente estamos cometiendo un gran e insostenible acto de mafia, pero cada uno de nosotros somos anónimos y nadie está al cargo o es responsable de las consecuencias. Me temo que en este proceso estamos haciendo un daño irreparable a nuestro planeta y para cada uno de nuestros espíritus.
Como consumidor americano que soy, estoy en condiciones de no hacer nada, pero sí sé que, cuando reflexionamos sobre una cuestión difícil en la ausencia de una respuesta, nuestra atención puede centrarse y en ese espacio puede existir la posibilidad de alguna evolución de pensamiento o acción. Por lo tanto, mi esperanza es que estas fotografías puedan servir como portales a una especie de auto-cultural de investigación. Puede que no sea el terreno más cómodo, pero he oído decir que en el riesgo de auto-conciencia, por lo menos sabemos que estamos despiertos.”

La última serie que ha desarrollado es Midway. Message from the Gyre, en la que fotografías de albatros muertos muestran el plástico y desechos que han comido. Son pájaros en zonas del medio del norte del Océano Pacífico, lejos de cualquier ruta transitada y que, a pesar de ello, sufren las consecuencias de la basura humana que contamina cualquier océano. Chris Jordan explica: “Para documentar este fenómeno tan fielmente como sea posible, ni un solo pedazo de plástico en cualquiera de estas fotografías fue movido, colocado, manipulado, arreglado, o cambiado de cualquier manera. Estas imágenes representan los contenidos de los estómagos actuales de aves de bebé en uno de los santuarios marítimos del mundo más remotos, a más de 2000 millas del continente más cercano.”


Podeis ver una conferencia suya on-line dentro del proyecto TED

miércoles, 16 de enero de 2013

YO QUIERO UNA GUITARRA

Por Chilicote




Yo quiero una guitarra… como un árbol
Sacudida por vientos de tormenta
Para plantarla en medio de las almas
Y difundir la voz de toda América.

Yo quiero una guitarra... y no una alfombra
castrada en estéril reverencia.
Yo quiero una guitarra que convoque
los fantasmas de sangre de estas tierras.

Yo quiero una guitarra ...que nos cuente,
del cóndor, la ternura y la inocencia,
de la bravura de los hombres nuestros
ríos de sangre que han surcado Amèrica.

Yo quiero una guitarra ...que el peonaje
de los algodonales, de la yerba,
hasta el infierno de los arrozales
la nombre dulcemente compañera.

Yo quiero una guitarra... por el gaucho,
el aborigen y la gente negra,
la sangre esclava que engordó a los Reyes
parásitos hinchados de sobervia.

Yo quiero una guitarra ...que nos cuente
del despojo, el saqueo,y las ofensas,
que estremesca la selva de alaridos
é incendie nuestra carne de conciencia.

Yo quiero una guitarra ...que nos muestre
los socavones de la noche inmensa
los podrideros de la carne indígena,
el gran hermano reducido a bestia.

Yo quiero una guitarra ...para todos
restallando clamores en su lengua,
como un viento preñado de proclamas,
de héroes, sin nombres ni leyendas.

Yo quiero una guitarra… la guitarra
creciendo con el pueblo en su trinchera,
que tenga por pulmones las montañas,
para gritar la dignidad de toda América.

Y así es mi guitarra,
por eso ...
YO QUIERO A MI GUITARRA
 



Poema de un gran amigo: Chilicote.

viernes, 4 de enero de 2013


Es el "mejor museo del mundo" y nadie lo puede visitar

Puerto Libre de Ginebra, Suiza
El puerto libre de Ginebra, Suiza, espera crecer 10 mil metros cuadrados el próximo año.
Aunque guarda un tesoro de obras de Picasso, pocos han tenido la suerte de explorar el depósito de la zona franca de Ginebra, en Suiza.
En tiempos de dificultad económica, los inversionistas se vuelcan a bienes relativamente inusuales para proteger su dinero. El oro puede ser una mercancía probada y segura, pero en años recientes las bellas artes atrajeron cada vez más cantidades de efectivo.

Gracias al
 boom del arte, las zonas francas pasan por buenos momentos. Son los depósitos de las aduanas donde se guardan todo tipo de mercancías, desde granos hasta oro, y se mantienen exentas de impuestos o tarifas de aduana.El año pasado las ventas globales de artes se estimaron en más de US$64.000 millones, y los analistas del mercado dicen que entre 2001 y 2011 el arte superó de forma constante el desempeño de las acciones.
El puerto libre de Ginebra es, desde afuera, un depósito poco impresionante en la zona industrial de la ciudad.
Adentro, se dice que es la colección de arte más grande del mundo, aunque es difícil saber qué hay ahí adentro, puesto que tanto la administración del puerto como los oficiales de aduana se niegan a revelar dicha información.

Qué hay

Sin embargo, el comerciante de arte Simon Studer puede dar unas pistas.

"Si fuera un museo, sería el mejor del mundo"
Jean-Rene Saillard, Fondo Británico de Bellas Artes en Ginebra
Hoy tiene su propia oficina y espacio de muestra dentro de la zona franca y se especializa en arte moderno y contemporáneo. Hace 25 años, no obstante, empezó su carrera haciendo inventario de las obras en el puerto libre.
"Me llevaron al lugar donde estaban guardadas las pinturas", explica, "y pasé por obras de Picasso, así que llegué por la mañana y me encerraron en las bóvedas".
"A la hora de almuerzo tuve que llamarlos para poder salir de la caja fuerte. Era una atmósfera rara, porque estaba solo y rodeado por muchas obras valiosas".
Se estima que hay al menos 300 obras de Picasso guardadas en la zona franca, muchas de ellas pertenecientes a la familia Nahmad, que ha estado comprando y comerciando arte a manera de inversión durante medio siglo.
Sus piezas son raramente vistas en público, aunque el museo de arte moderno de Zúrich persuadió a los Nahmad para que las prestaran para una exposición en 2011.
Uno de los miembros de la familia fue alguna vez citado diciendo que "Monet y Picasso son como Microsoft o Coca-Cola", refiriéndose a que se pueden mantener por largo tiempo como inversiones seguras.

Por qué lo hacen

Esa noción parece ser compartida por quienes quieren proteger su dinero de las consecuencias de la crisis. Jean-Rene Saillard trabaja en el Fondo Británico de Bellas Artes, en Ginebra.
"Vemos el arte como una muy buena inversión", dice. "Es una manera de diversificar el portafolio de inversiones, una cobertura contra la inflación. Hay muchas maneras de considerar el arte como una inversión".
Galería de Simon Studer
La galería de Simon Studer muestra arte dentro del puerto.
El fondo compra arte del siglo XVI al XXI. Ese amplio espectro, dice Saillard, es una forma de diversificar el riesgo. Pero, así como los depósitos del puerto libre, los fondos de las adquisiciones son tratados en secreto.
A la pregunta de cuál fue su última compra, Saillard no responde.
"No te puedo decir eso", dice. "Pero te puedo decir que compramos obras nuevas a diario, y la semana pasada hicimos una transacción interesante de una pintura moderna británica".
La personas que compran rara vez ven el arte por el que entregaron su dinero. Sin duda no lo tienen colgado en su pared. En su lugar, las pinturas están guardadas en el puerto de Ginebra.
"Es muy seguro y confiable ahí", señaló Saillard.

También para mostrar

No todos los que usan la zona franca, sin embargo, ven el arte como una valiosa mercancía.
Simon Studer guarda una parte de su colección de arte impresionista y moderno pero dice que ni él ni sus clientes ven el arte como una inversión.
"Mis clientes cuelgan en sus casas el arte que compran", dice. "Quieren que sea visible. Lo compran porque son amantes del arte, no porque quieran invertir".
Esta es una perspectiva compartida por Anne Shelton, una amante del arte y residente de Ginebra. Coleccionista e impulsora de la escena del arte en Ginebra, tiene su casa llena de obras originales, entre ellas el timbre al pie de la puerta, que es obra de Douglas Gordon, ganador del prestigioso premio británico de arte Turner Prize.
Sin embargo, Shelton admite que tiene aproximadamente 500 obras y simplemente no tiene espacio para ellas. "Están infelizmente durmiendo en otro lugar", dice riendo. "Porque compro con demasiada regularidad".
¿Durmiendo dónde? En el puerto libre, por supuesto.

Boom de los puertos

Simon Studer
Simon Studer lleva trabajando 25 años en el puerto y su primer trabajo fue hacer el inventario del arte.
Sheldon no ve la zona franca como una señal de que el dinero esté corrompiendo el arte, sino como una útil infraestructura para apoyar la floreciente escena del arte en Ginebra.
"Ginebra al fin tuvo un indicio de movimiento en el arte contemporáneo", dice. "Creo que muchas cosas han contribuido a esto, como el museo de arte moderno (Memco), y cada vez hay más galerías".
"En Ginebra hay cierta afluencia; eso sin duda es una parte importante de esto. Pero también tenemos artistas fabulosos, y eso no tiene nada que ver con el dinero".
De todas formas, el boom actual ayuda a que florezcan las zonas francas. Ginebra está construyendo una extensión de 10.000 metros cuadrados, que espera abrir el próximo año, y nuevos puertos están apareciendo en Luxemburgo y Singapur.
Pero, según Jean-Rene Saillard, el puerto de Ginebra sigue siendo el más viejo, el más grande y el que más arte contiene.
Y añade: "Si fuera un museo, sería el mejor del mundo".