18/01/14
“Mi madre todavía está viva, pero la matará el Viernes Santo a media noche...”. Así comienza El juego de Ripper (Plaza & Janés, 2014), la última novela de la escritora chilena Isabel Allende, autora de obras como El cuaderno de Maya o La casa de los espíritus. Allende, cuyas obras están traducidas a más de 35 idiomas, nos sorprende dando un giro total a su narrativa, e incursionando en un género que nunca antes había tocado: el policial. Al estilo de la novela negra escandinava y en un intento de seguir la estela de la trilogíaMillenium de Steig Larsson (aunque un poco lejos de la destreza del sueco), El juego de Ripper, que la pasada semana fue número uno en ventas en España, y ahora lo es además en Argentina y Chile, es la historia de una oleada de crímenes que sacude la Bahía de San Francisco, tal como antes había asegurado una famosa astróloga en sus predicciones. Los personajes principales, y los únicos interesantes de la novela, son femeninos: Indiana Jackson, dueña de una clínica holística y su hija Amanda, una adolescente inteligente e inquieta que con un grupo de amigos virtuales juega a “Ripper”, un juego de rol en el que van resolviendo crímenes en el Londres de Jack el Destripador. El juego tomará otro cariz cuando la madre de Amanda sea secuestrada y los chicos se utilizarán entonces la lógica de su juego para tratar de atrapar al asesino en serie que aterroriza a San Francisco. Siempre dos pasos delante de la policía, que la escritora refleja como un cuerpo incapaz de resolver el misterio. Vía mail, Isabel Allende respondió a las preguntas que le planteó Clarín sobre la novela.
-¿Por qué decidió cambiar tan radicalmente de género?
- Fue idea de mi agente, Carmen Balcells. Se le ocurrió que mi esposo, William C. Gordon, escritor de novelas policiales, y yo podíamos escribir algo juntos. A mí el género no me había interesado hasta que decidí incursionar en él, entonces comprendí la fascinación que mucha gente tiene por ese lado oscuro de la existencia. Mi esposo y yo no pudimos cumplir los deseos de Carmen porque comprendimos rápidamente que íbamos a terminar peleando en serio. Él dice que soy muy mandona y que si es difícil aguantarme en la vida cotidiana, mucho más lo sería trabajando juntos. Además, el escribe en inglés y tiene una capacidad de atención de once minutos, yo escribo en castellano y puedo escribir durante once horas. Desistimos. Willie se fue a su pieza a escribir su sexta novela policial y yo a la mía a comenzar la primera.
-¿Cómo se documentó para que los crímenes fueran creíbles?
- Asistí a una conferencia de escritores de novelas policiales donde aprendí mucho. Hablé con policías, detectives, un médico forense, un químico que me orientó respecto a venenos, un experto en armas. Conseguí los libros que me recomendaron y me puse a estudiar. Incluso un asesino en serie me ayudó a crear un villano creíble.
-¿Es lectora de novelas policiales?
-No, pero leí la trilogía de Steig Larsson, algo de Jo Nesbo y vi películas de crímenes. Quería escribir algo dentro del género, ciñéndome a sus reglas habituales, pero con ironía, un poco en broma.
-La novela es muy realista, incluso violenta, pero se las ingenió para introducir elementos que recuerdan al realismo mágico. ¿Cómo se combina eso con el policial?
-Creo que la novela es muy realista. Vivo en California, donde todo lo New Age y la medicina alternativa está de moda- Conozco varias persona que consultan astrólogos, psíquicos, videntes y hasta un médium que comunican a perros y gatos muertos con sus amos. Cuando esto ocurre en Latinoamérica se llama realismo mágico, pero si pasa en el primer mundo tiene nombres aceptables. El personaje de Indiana Jackson, que emplea métodos poco convencionales para sanar, no es totalmente inventado, tuve como modelo a una “bruja” buena de Argentina. La astróloga predice lo que va a ocurrir, aunque al final del libro se sugiere que tal vez no fueron los astros quienes la informaron del baño de sangre que sufriría San Francisco, sino la persona que lo iba a provocar. Fue fácil combinar todo eso con lo policial, porque se da en la realidad todo el tiempo.
-Quienes en realidad resuelven los crímenes son un grupo de chicos, ¿ya no es creíble la figura del detective-héroe?
-James Bond está muy trillado, y los héroes son un fastidio. Me pareció una solución original que quienes resolvieran todo fueran unos chicos inadaptados que juegan online. Le llevan ventaja a la policía porque son intuitivos y porque tienen plena libertad para actuar sin las limitaciones de la burocracia. Ellos juegan y se divierten, como me divertí yo cuando escribí la novela y como espero que también los lectores se diviertan.
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