lunes, 31 de diciembre de 2012


MUY FELIZ AÑO NUEVO, QUERIDOS AMIGOS!!!


Nuestras mascotas también necesitan Fiestas en paz…



No descuidemos a nuestras mascotas...
Una de las situaciones que lamentablemente se transforma en algo habitual por estos días es la de
 perros extraviados como resultado, justamente, del terror que les producen las detonaciones, y que
 muchas veces lo exteriorizan huyendo del hogar, en una carrera desesperada… hacia ninguna 
parte.
Sin embargo, no pocos veterinarios coinciden en afirmar que los gatos tal vez sean los que más 
sufren las consecuencias de la pirotecnia, ya que sufren un elevado grado de estrés que los puede 
afectar en etapas a veces muy prolongadas, y que se refleja en  cambios de hábitos, de conductas 
o en su alimentación, algo que difícilmente en los perros suceda.
Por otra parte, está comprobado que, para las mascotas, el sonido de las explosiones es 
equiparable a lo que les ocurre a las personas que han estado en zonas de bombardeos. 
Claro, la gran diferencia es que los humanos podemos comprender que esos ruidos son por 
festejos. 
Pero no es el caso de nuestros fieles compañeros…
Y si a ese detalle no menor le sumamos que los perros y los gatos tienen oídos cuya sensibilidad es 
varias veces mayor a la de los humanos, no es difícil imaginar por qué los afecta de tal manera la 
pirotecnia.
Palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de insuficiencia 
respiratoria, falta de aire, náuseas, aturdimiento y pérdida del control, son los síntomas 
que se dan con mayor frecuencia.
Estas alteraciones provocan en la conducta animal intentos de escapar descontroladamente, 
incentivado por el estado de pánico que les generan las detonaciones.

Prevención

Resulta fundamental tomar en cuenta algunas cuestiones básicas a la hora de adoptar medidas 
que al menos disminuyan los efectos que las explosiones provocan en nuestras mascotas:
Por ejemplo, si no tenemos otra alternativa que dejarlos solos en el hogar, se recomienda evaluar 
si pueden atravesar vidrios, como así también la presencia de rejas.
También habrá que cerciorarse que, en caso de estar atado el perro, no esté próximo a una pared 
baja, maderas sueltas o un sillón, porque pueden saltar y quedar colgados del otro lado, y no tienen
 manera de zafar de esa situación si están solos.
Respecto al uso de sedantes (a los que muchas familias recurren como búsqueda de una 
solución mágica) el consejo es consultar con el veterinario, y no hacerlo por cuenta propia.
En caso de dejarlos en el interior de la vivienda, se recomienda hacerlo en una habitación en 
penumbras, con el sonido de una radio o del televisor, sin que les falte agua, alimento y algún 
juguete.
Y más que nunca, es imprescindible proporcionar a la mascota de un collar con identificación
 nombre y nuestro teléfono celular para que, en caso de huir y perderse, pueda ser identificado 
y volver con su familia.
En definitiva, y sabiendo que lamentablemente no podremos evitar las detonaciones de 
mil y un artefactos durante estos interminables días de fin de año, al menos asumamos 
que cada uno de nosotros deba hacerse responsable para proteger de la mejor manera 
posible a nuestras mascotas.
Si los queremos, tomemos conciencia.

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