miércoles, 2 de noviembre de 2011

Danza de millones en Nueva York
Por Alicia de Arteaga | LA NACION     


Hoy por la tarde, en la sala de ventas del Rockefeller Center, Christie's Nueva York ofrecerá al mejor postor la escultura Bailarina de 14 años, una obra emblemática de Edgar Degas idéntica a la que integra las colecciones del Museo de Orsay. Fue exhibida en 1881 y, al morir el artista, se hicieron 28 copias, la mayoría de ellas está en los museos y hay 10 en manos privadas, entre ellas la pieza que será ofrecida en la subasta, con una estimación de US$ 30 millones.Es difícil arriesgar un pronóstico en medio del tembladeral financiero, que, paradójicamente, resulta un acicate para el mercado de arte. Pocas semanas atrás, los remates londinenses cosecharon más de US$ 500 millones y anotaron un nuevo récord para una pintura del gran Soutine, estimada en US$ 5 millones y rematada en US$ 17,2 millones.Todos los ojos miran hacia Rusia, de donde llegan los ricos compradores, modelo Roman Abramovich, pero hay también franceses y norteamericanos comprando fuerte, según fue confirmado en el última edición de la FIAC de París, considerada la mejor de su historia. Los ecos llegaron a Buenos Aires, donde anteayer Diego Costa Peuser y Gastón Delau cerraron Buenos Aires Photo con un balance por encima de las expectativas.¿Puede la "burbuja" del arte resistir el derrumbe de bolsas y la fragilidad de las monedas? La historia reciente está poblada de ejemplos que indican que para el mercado de arte crisis es oportunidad. Pruebas al canto. El "black monday" de 1987, cuando el Dow Jones se derrumbó literalmente, coincidió con la subasta del Los lirios, de Van Gogh. En su momento el cuadro más caro del mundo, rematado por el inolvidable John Marion, en Sotheby's, por US$ 53 millones. Veinte años más tarde, el día después de la caída de Lehman Brothers, el británico Demian Hirst (el de los tiburones embalsamados) vendía una selección de sus obras por US$ 240 millones.La incertidumbre acelera las decisiones si lo que está en juego son obras de colección y lo que está en danza son millones cash que buscan destino en un mundo incierto. Con el gesto desafiante congelado en el bronce, las manos en la espalda y el tutú de tul, la Bailarina de 14 años refleja el amor de Degas por el ballet. No en vano tenía garantizado un asiento en la primera fila para los ensayos en la Opera de París. Para ver en acción al pintor de bailarinas basta visitar nuestro Museo de Bellas Artes y detenerse frente al sublime pastel de Degas, donación Mercedes Santamarina.

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