Alicia de Arteaga | LA NACION
Artes plásticas / FIAC 2011, en el Grand Palais
París quiere ser el centro de los negocios del arte en el mundo
PARIS.- Con la presencia de 168 galerías de 21 países y obras de 3000 artistas, se inauguró en el Grand Palais la 38ª edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC). La gigantesca nave de vidrio y acero construida para la Exposición Universal de 1900 entre el Sena y Champs Elysées no puede ser más imponente. Un marco de excepción para la crema de las galerías globales.
Están los grandes nombres, como Gagosian, Ivon Lambert, Lisson, White Cube, Marian Goodman, Hauser & Wirth, Tornabuoni y Denise René, entre otros, que marcan el pulso internacional del mercado, más una anémica presencia latinoamericana: dos galerías de México y tres de Brasil: Luisa Strina, Vermelho y Luciana Brito, todas de San Pablo. Ninguna de la Argentina.
La selección de obras es digna de un museo, o de una bienal, si se piensa en las atrevidas propuestas de Maurizio Cattelan y Thomas Hirschoorn, más el increíble montaje que ha ideado Karl Lagerfeld, diseñador de Chanel, para la galería suiza Gmurzynska. Unas modelos flacas como spaghettis se pasean por el stand donde el germano Karl ha colgado también sus fotografías.
Las galerías han llevado obras emblemáticas de Lucio Fontana, Alighiero Boetti, Jesús Soto, Ernst Kirchner, Daniel Buren, Basquiat, Picasso, Miró, Dubuffet y Le Parc. Para los coleccionistas aggiornados están los nombres que marcan la tendencia: Allora & Calzadilla, Tracey Emin, Mona Hatoum, Anish Kapoor, Bill Viola, Thomas Ruff, Murakami, Demian Hirst y algunas sorpresas, como las obras de la escocesa Giorgia Rusell y del francés Florian Pugnaire. Los precios van de los ¤ 5000 a los ¤ 5 millones que vale una pintura del haitiano, o los ¤ 2 millones de una "farmacia" de Demian Hirst.
El visitante descubrirá obras de dos argentinos: las acuarelas de Jorge Macchi, en una galería suiza, y un casco intervenido por Adrián Villar Rojas, en la galería mexicana Kurimanzutto. Villar Rojas es el enfant gaté del circuito internacional. Representa a nuestro país en la 54ª Bienal de Venecia y es el autor de la inmensa escultura instalada en el Jardín de las Tullerías. Descubierto en una edición de Curriculum 0 de galería Ruth Benzacar, integró el programa de residencia de Sam Art Projects, una fundación filantrópica francesa del grupo Auchan.
En el otro extremo: la FIAC quiere ser europea, internacional y jugar en primera. Jennifer Flay, la joven directora artística de la feria, confió a la prensa que esta edición es "más chica y mucho más selectiva". "Ha sido duro dejar muchas buenas galerías afuera, pero este año no teníamos los metros anexos del Louvre, que está en remodelaciones, y había 650 solicitudes", aclaró.
Entre los grandes ausentes están las galerías madrileñas, salvo Elvira González con su entusiasmo manchego. Los españoles están más atentos a la evolución de las finanzas que al convite del ruedo parisino.
Estar en la FIAC cuesta ¤ 37.000 el stand, más seguros, traslados, invitados vip, etc. Es el precio que deben pagar las galerías para ser parte de la "reconquista" del mercado, porque París quiere volver a ser el gran centro de los negocios de arte, de la legitimación y difusión de artistas, como lo fue en los albores del siglo XX, cuando despegaron las vanguardias y los coleccionistas descubrieron el genio de Braque, Picasso y Matisse. Una flota de Audis con el logo de la FIAC traslada a los invitados vip; la mayoría son coleccionistas y amigos de museos interesados en acrecentar las colecciones con impulso privado, según el modelo Matching Funds, que instaló Mauro Herlitzka en arteBA.
Para lograr posicionarse en el ranking mundial de ferias, la FIAC deberá competir con el relojito suizo de Art Basel y con la ascendente Frieze de Londres, que la semana última exhibió la insolente prosperidad de los marchands ingleses.
En medio de la crisis financiera internacional, y con la tasa de desempleo más alta de los últimos 17 años, entre la feria y las subastas de Christie's, Sotheby's y Phillips los británicos vendieron obras de arte por valor de US$ 500 millones.
Pareciera que el arte se mueve por un carril separado y canaliza el dinero de los nuevos ricos del mundo, que son los rusos y los chinos. Frieze nació por un grupo de jóvenes en 2003. Creció al abrigo de referentes como Nicholas Serrota, director de la Tate Modern. Hoy es un éxito. En cuatro días de feria, los galeristas facturaron US$ 350 millones de dólares, según la agencia Bloomberg.
Empresarios rusos como Roman Abramovich, dueño del equipo Chelsea y de una galería en Moscú, prefieren comprar en Londres, donde tienen su base de operaciones y fronteras "más abiertas". Para compensar, París tiene su "task force" del arte contemporáneo con tres jugadores fuertes: François Pinault (Christie's, Printemps y Gucci), Bernard Arnaud (Grupo Louis Vuitton) y, el último en llegar, Guillaume Houze, dueño de las Galeries Lafayette, principal sponsor de la FIAC.
En un sector especial, la feria exhibe las obras de los finalistas del premio Marcel Duchamp. El ganador será anunciado hoy por el director del Pompidou, que entregará el premio de ¤ 35.000 más una muestra en el prestigioso centro.